sábado, 29 de enero de 2011

Pagar con la Misma Moneda

Cuando odiamos a nuestros enemigos, les damos poder sobre nosotros, poder sobre nuestro sueño, nuestros deseos, nuestra presion sanguinea y nuestra felicidad. creo que nuestros enemigos bailarian de alegria si supieran como nos preocupan, como nos torturan y como se nos imponen. Nuestro odio no les daña, pero convierte en nuestros dias y noches en un infernal torbellino.
Si una persona egoista trata de aprovecharse de ti, borrale de tu lista, pero no trates de pagarle con la misma moneda, eso me parece muy inmaduro porque cuando haces estos solo te haces mas daño del que puedas hacer a esa otra persona.
Aunque ustedes no lo crean este sentimiento nos puede quebrantar la salud ya que la principal caracteristica de las personas con hipertension es el resentimiento. cuando el resentimiento es cronico, las consecuencias son una hipertension cronica y enfermedades del corazon.
El papa de una amiga mia tuvo un ataque al corazon. su medico le ordeno que guardara reposo y que no se enojara por nada, pasara lo que pasara. los medicos saben que una corazon debil con un exceso de ira lo puede matar. ¿dije que puede matar? un exceso de ira mato a un señor hace ya varios años, un hombre que ya pasaba los 70 años de edad, el se enfurecio con uno de sus empleados, quien persistia en la costumbre de tomar cafe en su propia taza de su patrono. Este se indigno de tal modo que tomo revolver y se lanzo en la caza del empleado. El seño cayo muerto de un ataque al corazon, con el revolver todavia en la mano. El ataque fue causado por la ira.
Conozco mujeres (como ustedes conoceran) que sus rostros se han arrugado y endurecido por tanto odio y desfigurado por tanto resentimiento. Todos los tratamientos de belleza no mejorarian su aspecto ni a la mitad como lo haria el perdon, la ternura y el amor. Una frase muy famosa aqui en mi pais "Solo las putas y los culeros se resienten" la verdad no se quien la dijo pero es muy popular; el resentimiento la verdad nos destruye mucho.
Si no podemos amar a nuestros enemigos, amemonos por los menos a nosotros mismos. amemonos lo suficiente para no permitir que nuestros enemigos dominen nuestra felicidad, nuestra salud y nuestro aspecto. Shakespeare escribio: "No calientes del odio tanto el horno que te quemes tu mismo.

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